Una última curiosidad
Babacar Khane, Maestro de yoga, escritor y poeta místico, postula la existencia de un antiguo yoga egipcio de cuya existencia dan fe, diferente imágenes jeroglíficas.En…
Hoy en día hay muchos estilos de yoga.
En nuestra escuela queremos recuperar las raíces del Hatha Yoga clásico, que ve al individuo como un todo energético, físico, mental y emocional. Desde esa perspectiva, la salud, la paz y el bienestar sólo se alcanzarán cuando todos esos aspectos de nuestro ser estén en armonía.
Por eso en cada clase, trabajamos el aspecto físico con posturas de yoga en estático, a la vez que realizamos ejercicios de limpieza emocional y mental usando técnicas de respiración e incluimos relajación consciente y meditación.
El resultado en una sensación de bienestar interior que se refleja en tu exterior. El estado de Paz que se consigue es absolutamente real.
El yoga es una herramienta poderosa de equilibrio y trasformación personal, no en vano se estima que tiene más de 4000 mil años de existencia.
A clase acuden personas con distintas motivaciones, desde las que simplemente quieren sanar sus dolores de espalda, o hacer ejercicio físico, a personas con ansiedad, depresión, estrés, etc.
y todas descubren que el Yoga les aporta mucho más que lo que buscaban en inicio. Frecuentemente escucho a mis alumnos/as esta frase: “El yoga me ha cambiado la vida , ahora me tomo las cosas con mucha más calma y tranquilidad”.
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore magna aliqua. Ut enim ad minim veniam, quis no.
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit.
Lorem ipsum dolor sit amet,
consectetur adipiscing elit.
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit.
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit.
Lorem ipsum dolor sit amet,
consectetur adipiscing elit.
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit.
Babacar Khane, Maestro de yoga, escritor y poeta místico, postula la existencia de un antiguo yoga egipcio de cuya existencia dan fe, diferente imágenes jeroglíficas.En…
Como realmente, el origen del yoga se pierde en la noche de los tiempos, partiremos de lo que nos cuenta la mitología; el yoga nace…
Esa raíz Yuj, la encontramos en la palabras del castellano: yunta, ayuntamiento, cónyuge, con esa misma noción de estar “unidos.” (Vemos aquí, de forma innegable,…
Abogada de profesión durante más de veinte años, en 2014 decidí dar un giro
radical a mi vida y dedicarme a mi verdadera pasión: la práctica y enseñanza
del yoga.
La primera vez que vi la palabra “Yoga” pintada en un letrero, me pareció una palabra inmensa, mágica, una de esas palabras llena de misterios y tesoros ocultos. Tenía entonces, alrededor de siete años y vivía en un pueblo (Puerto Ordaz) del Estado Bolívar en Venezuela. La escuela de Yoga estaba ubicada en una casa, justo en frente del supermercado donde solían comprar mis padres.
Me preguntaba que venderían en ese lugar; a esa edad, yo ya sabía lo que era una panadería, un supermercado, una tienda de ropa, pero…me intrigaba muchísimo ese lugar, ¿qué se podía comprar allí?
Desde el coche contemplaba a la gente que acudía a aquella casa, todos iban vestidos de blanco y mi curiosidad infantil crecía cada vez más. Durante un tiempo, no me atreví a preguntar, pero un día, mientras mi madre hacía la compra y mi padre y yo esperábamos en el coche, por fin pregunté:
¿Que es Yoga, papá? Qué hacen en ese lugar?
Mi padre no sabía de qué le estaba hablando, le señalé la casa. Ah dijo, después de un rato, eso hija, es una fábrica de yogures (Por aquel entonces existía en Venezuela una fábrica de yogures que se llamaba Yoka). No dije nada, sabía que mi padre no me decía la verdad, pero también sabía, que el pobre desconocía lo que significaba aquello. YOGA, la palabra se hizo inmensa en mí, yo intuía que era algo así como un secreto, que muy pocos conocían, porque si mi padre, que lo sabía todo, no sabía lo que era aquello, entonces debía ser algo realmente grande y misterioso, algo que conocían sólo unos pocos.
Pasó el tiempo, y con 22 años, vivía ya en Tenerife, fue mi padre el que determinó que conociera el significado real de esa palabra; al par de meses de su fallecimiento (totalmente inesperado) mi mejor amigo, con la intención de sacarme del natural estado de tristeza en que me encontraba, literalmente me arrastró hasta una clase de Hatha Yoga. En esa primera clase, pude sentir Aceptación y Paz, sentimientos que hacía meses que no sentía. Esa noche dormí profundamente y al día siguiente me di cuenta de que de nuevo tenía apetito. Intuí la grandeza, la magia del Yoga y supe con certeza, que ese era el camino que tenía que recorrer.
Empecé a practicar y a meditar todos los días, al principio mis meditaciones consistían en la observación de una vela encendida, me concentraba en el fuego e intentaba llegar al estado de no pensamiento.
Al par de años, comencé un curso para formarme como profesora de yoga, en la misma escuela a la que acudía como alumna, pero en esa ocasión no pude concluirlo.
Durante mucho tiempo me acompañó la sensación de “algo pendiente” con respecto a la formación de profesora de yoga, mientras, profesionalmente me dedicaba al ejercicio de la abogacía y a otros trabajos relacionados con el mundo jurídico.
Contacté con el grupo de Sahaja yoga, cuya enseñanza se basa enteramente en el estudio de los chakras y canales de energía y práctica de meditación.
Les estoy realmente agradecida por todo lo que aprendí durante el tiempo compartido. En especial sobre el valor del “Perdón” como fuerza de sanación y trasmutación del pasado.
En octubre de 2012, se dio la coincidencia de tiempo y posibilidad económica y por fin pude realizar el curso de profesora de yoga que siempre había deseado.
Quería hacerlo simplemente para mí, (para no tener cosas pendientes) y sin ninguna intención de dedicarme a la enseñanza del yoga de forma profesional.
Pero se ve que el Universo, tenía otros planes y antes incluso de terminar el curso de formación, me ofrecieron dar clases en un centro de fisioterapia y a continuación, de una forma muy mágica, surgió el local donde en la actualidad se ubica la escuela de Nirananda Yoga.
Y ya llevamos diez años compartiendo con alumnos y alumnas de todo tipo y condición física, que descubren, al igual que yo lo hice, hace ya tantos años, que el Yoga es algo sagrado, un hermoso regalo de esos maestros de sabiduría de la India, que durante milenios preservaron y transmitieron sus enseñanzas y que constituye una poderosa herramienta de sanación, de paz y de auto-conocimiento también para estos complicados tiempos moderno.
+34 606 74 19 48
Av Candelaria 27 La Laguna - Santa Cruz De Tenerife
Lugares de aparcamiento cercanos
+34 606 74 19 48
Av Candelaria 27 La Laguna - Santa Cruz De Tenerife
Lugares de aparcamiento cercanos